miércoles, 12 de octubre de 2011

Imagina...

Pongámonos en situación. Tú, yo, juntos. Uno al lado del otro...

Te voy a proponer un reto. Se trata de algo incómodo y al menos para mí desagradable. ¿Te atreves? Bien, empecemos.
Bésame, y una vez que lo hayas hecho quédate muy cerca de mí, tan cerca que hasta puedas sentir mi respiración. Ahora, imagina que ese beso que me has dado ha sido el último, que ya no habrá más, que cuando me veas por la calle no podrás venir corriendo a abrazarme porque ya no estaremos juntos, que no ocurrirán nunca más esas fantásticas madrugadas llenas de pasión, amor y risas, que ya no me contarás qué has hecho a lo largo del día ni me preguntarás cómo estoy para hacerme saber que te preocupas por mí, que no compartirás conmigo secretos inconfesables de los demás, que tu vida no será tan fácil por el simple hecho de que yo estoy en ella.
¿Lo has imaginado? ¿Sí? Pues ahora vuelve a besarme y despierta, porque eso que has pensado sólo era un sueño.
Esto que has experimentado, es a lo que yo le llamo ''miedo a perderte''.

lunes, 10 de octubre de 2011

Estará siempre ahí para ti.

Todos tenemos una canción que nos hace sentir especiales de algún modo, una canción que nos hace acordarnos de algo o de alguien, que nos hace llorar, reír o disfrutar como niños inocentes sin ningún tipo de preocupación. Esa canción la recordamos en cualquier momento, ya sea oportuno o no. No nos la podemos quitar nunca de la cabeza y por mucho tiempo que pase nos sigue gustando tanto como el primer día, ya que nos provoca las mismas sensaciones y por eso es inolvidable. Tiene algo especial que nos transmite cosas indescriptibles, bien sea en su letra o en su melodía, pero lo tiene y nos encanta. Es cierto que cada cual tenemos nuestra canción, diferentes tipos de música, ya sea romántica, agresiva, lenta, rápida, instrumental o ruidosa, y a todos la nuestra nos parece la mejor... pero una cosa está clara, algo tan maravilloso como la música jamás nos hará daño, especialmente, nuestra canción favorita.